miércoles, noviembre 23, 2005

Sobre democracia y "volatilidad" del voto...

Un artículo de Ignazio De Ferrari, insertado en la página web "Perú Político" y que hace referencia al comportamiento del electorado peruano, me motiva a hacer algunas reflexiones sobre el tema. Sobre el particular, él plantea la siguiente conclusión o tesis: "El Perú es, en el campo electoral, uno de los países más volátiles de Latinoamérica...", en cuyo sustento nos refiere que: (1) "...Eso se debe principalmente a la escasa capacidad de representación de los partidos políticos...", y (2) "... El votante, al no encontrar una organización que le permita canalizar sus demandas hacia el estado, cambia sus preferencias de elección a elección". En principio, mi intención no es contrariar totalmente la conclusión, sí la de hacer algunas precisiones que permita ampliar las explicaciones incluidas y tratar que la misma se inserte en una realidad política que a veces no es fácil aprehender y que condiciona el comportamiento electoral de la población.

Desde luego, y previo a ello me permito algunos comentarios: (1) No encuentro una explicación puntual sobre que entiende por volátil o voto volátil; sin embargo, por lo referido podría asumir que se refiere a un comportamiento díscolo del electorado. Precisar ello es importante porque es una conclusión, cuyos conceptos deberían ser claros, en lo posible. (2) Por otro lado, al sostener que "... Eso se debe principalmente a la escasa capacidad de representación de los partidos políticos...", el asunto se hace menos claro. Asumo que trata de establecer una relación directa entre nivel de discernimiento[*] de la población y el grado de organización política representativa (partidos). En tal caso, ello merecería otra explicación. (3) Con respecto a que "... El votante, al no encontrar una organización que le permita canalizar sus demandas hacia el estado, cambia sus preferencias de elección a elección". Asumo que se refiere a las preferencias personales sobre el candidato, en cuyo caso queda sin relación lo referido a las demandas frente al Estado, por lo que el tema de la "volatilidad" se aleja de la conclusión.

Con relación al tema, y si consideramos que las referidas explicaciones sobre la "volatilidad" del electorado estarían mas vinculadas a la percepción, por lo general inducida (titulares, artículos, encuestas, etc.) hacia las candidaturas y menos al hecho evidente de que la actitud o comportamiento tenga relación causal con la voluntad política de mantener un proceso de desorientación de la ciudadanía, podemos agregar que un enfoque sobre la "volatilidad" del voto debe tener en cuenta los mecanismos que operan en tal sentido. Ello permitiría entender que, a la ciudadanía le es difícil ejercer adecuadamente su derecho de elegir, particularmente cuando no está debidamente "preparada" y por lo tanto tiene dificultad por discernir entre propuestas y candidaturas, de manera tal que identifiquen si la motivación de las propuestas se asemeja a problemas que le son comunes y esperan se conviertan en soluciones.

En tal sentido, los partidos debidamente organizados y expresión de políticas que tienden -de manera amplia- a promover el bienestar de la población, y por lo tanto representativos de sectores del electorado que se siente identificado con sus propuestas, son instituciones en cuyo seno se debe o debería: (a) orientar al ciudadano, (b) ser centros de análisis político-social, y sobre todo (c) formadores de líderes que se desarrollen como gestores políticos calificados que hagan óptima la función de gobernar. En lo particular, el análisis de la realidad nacional sustenta la generación y viabilidad de propuestas y políticas, que sirvan de base para el consenso interpartidario y la definición de objetivos nacionales a largo plazo.

Lo dicho sobre los partidos, que trata de esbozar la verdadera razón de su existencia como tal y no el lamentable estado que presentan, obliga a la ciudadanía a demandarles que -por propia "sobrevivencia"- rescaten su misión de ser los pilares del ejercicio de la ciudadanía en un entorno democrático. Evidentemente las dudas razonables de que ello suceda, no abonan a favor de ese tipo de decisiones o conductas institucionales. Dudas que se sostienen en nuestra conocida historia política. De hecho, la realidad de los partidos políticos, si puede denominarse como tal, es sumamente crítica y se mueve dentro de una espiral de regresión que los aleja cada día del ideal de organización que todo país requiere para sustentar un proceso de gobernabilidad a largo plazo.

Asimismo, pertinente y complementario a la problemática de los partidos, se puede señalar al sistema electoral como otro de los factores que determinan la situación a superar. Este sistema, basado en procesos electorales que se realizan cada 5 años, y sin opciones de procesos complementarios (2-3 años) para el reemplazo y/o renovación de representantes, hace difícil que la ciudadanía pueda ir haciendo del derecho de elegir un ejercicio cívico permanente y cuestionador. Actualmente, es una práctica limitada y sujeta o condicionada a la parafernalia de los procesos o campañas electorales, los que se "diseñan" para favorecer la continuidad de representantes que "aseguren" el poder político. Este, en manos de grupos con conocidos intereses económico-empresariales. Para tal fin, desde luego, les es indispensable contar con el apoyo de los "medios de opinión" y las "clases políticas" para mantener aletargada a la población. Ciudadanía que en su gran mayoría, y con peso "deliberante", acude cada 5 años a votar y decidir el futuro del país... momento único que lo hace en somnolencia, atontada, aturdida... y por supuesto, proclive a la denominada "volatilidad"...

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[*] Nivel que está relacionado -en principio- a: (1) la amplitud social y calidad de los contenidos educativos, (2) la amplitud e intencionalidad de los contenidos en los medios de comunicación "social", y (3) del interés y accionar del gobierno y las clases políticas por hacer de la democracia un sistema socialmente inclusivo.

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