miércoles, diciembre 17, 2008

De "Perú 21" a "La República"… o esperando la revancha.

La mayoría de periodistas “renunciantes” del diario Perú 21, medio de propiedad del Grupo El Comercio, han hecho una estratégica y obligada parada en el diario La República, de la familia Mohme. Dicho cambio de camiseta, ha sido interpretado por “entusiastas” analistas y blogeros, como una expresión de apertura y amplia democracia del diario de don Chicho, así como de su oportuno y siempre reconocido sentido pragmático por el negocio en sí.

Nada más lejos de ello. Al menos no lo primero. Porque el hecho de que se les dé cabida al señor Álvarez Rodrich y amigos, no es necesariamente por su calidad de informadores objetivos y espíritu independiente a los intereses de los dueños de los medios donde escriben. El punto es que, desde hace muchos años y luego del fallecimiento del señor Gustavo Mohme, su heredero entendió que la única manera de encumbrarse en los negocios y pasar a la grandes ligas empresariales, que le posibilitó asociarse en la propiedad y gestión de América Televisión (Canal 4), era acercarse al grupo El Comercio de Alejandro Miroquesada.

Este grupo, a su vez, jugaba en pared –cuando las circunstancias lo requerían- con Caretas. Por lo que, ser parte de la tríada más influyente en negocios y política, estaba más allá de una línea periodística de “centro-izquierda” relativamente prestigiada, y en la cual sus directores y columnistas entienden muy bien de que se trata el juego. Sin embargo, la “caída” de Alejandro Miroquesada de la gestión, dirección y control del grupo El Comercio, que precipitó las renuncias de Álvarez Rodrich y sus amigos del diario Perú 21, implicaba para Mohme una definición: (a) mantenerse ajeno a los “desplazamientos” implementados por el nuevo grupo dominante de El Comercio, o (b) mantener “lealtad” a Alejandro Miroquesada y darle cobertura a “su gente”.

Visto los sucesos, es evidente que el señor Mohme se la jugó por la segunda opción. Una segunda opción que tarde o temprano le hará enfrentarse, si previamente no concilian intereses, con el nuevo directorio del Grupo El Comercio. Por lo menos no será un conflicto abierto considerando la agudeza y experiencia de Francisco Miroquesada. La pregunta que emana, desde luego, es: ¿Espera “Chicho” el pronto retorno de Alejandro Miroquesada a la dirección de el grupo El Comercio?. ¿Qué elementos obran en su poder para esperar algo así?. Por lo demás, si la decisión de incorporar a los nuevos colaboradores a “La República”, fue un arrebato, sin duda que los costos que deberá asumir son bastantes altos.

sábado, diciembre 06, 2008

Chile y la furia de los segundones

He tratado en lo posible de evitar una historia militar sacada de contexto por los amantes de la “buena vecindad”. En particular, de peruanos que han llegado al extremo de auparse a la grita chilena de que lo expresado por el general Donayre es una gran y grave afrenta al pueblo chileno, y los más “sensatos” que ese tipo de expresiones contraría las buenas relaciones bilaterales… y desde luego, los negocios.

Sobre el tema, estoy convencido de que el episodio mediatizado a gran intensidad, no pasa de ser expresiones coloquiales como la de cualquier militar chileno, incluido su comandante general. Lo cierto es que, a un chileno que hubiere filmado tal evento con declaraciones de sus jefes militares, y enfrentado a la eventual posibilidad de divulgarla o difundirla, hubiere optado por la discreción absoluta.

Lo referido, no es sino un reconocimiento de valores nacionalistas que le es propio a todo militar, así como a muchos civiles involucrados en sus intereses como nación. Este tema, viene siendo una constante en mis artículos, donde deploro con espíritu patrio, la actitud y conducta, no solo de nuestros militares, sino de nuestros hacedores de política quienes imbuidos de paradigmas “globalizantes”, hacen del Estado-Nación, una suerte de anacronismo y necesariamente prescindible.

Sin embargo, el asunto que motiva “agregarme” -muy a mi pesar- a todo este culebrón de dimes y diretes, es el nivel que la diplomacia chilena ha escogido para sentirse “superiores” en el manejo de un asunto que no es ni remotamente tan grave como el de la venta de pertrechos militares a Ecuador, justamente en medio de un conflicto bélico, y donde Chile era un país garante. Episodio sumamente vergonzoso, sobre el cual nunca recibimos las satisfacciones debidas y obligadas de un gobierno que se precia de honrar sus acuerdos, por lo menos.

De allí que, la gota que viene rebalsando el vaso, es “delegar” al señor Foxley y otros segundones, entre ellos el secretario de la casa de Gobierno, a replicar “oficialmente” con rapidez y con evidente desdén, las declaraciones conciliadoras del presidente Alan García, así como las excusas de éste, pertinentes o no, a la señora Bachelet. Este hecho, más allá de rasgaduras de vestiduras, en particular, cuando se está en falta con nuestro país, es un precedente que muchos peruanos no aceptamos. ¡Nosotros, no hemos ninguneado a su Presidenta!. ¡Sean prudentes!. No siempre tendremos al señor Otero de embajador, ni al señor García de Presidente.