sábado, noviembre 26, 2005

Es antipatria... no importa como le llamen

Para empezar y a fin de no alterar ánimos, deseo dejar sentado que uso el concepto de Anti-PATRIA, con relación a todo tipo de pensamiento y/o acción que afecta o tiende a afectar los intereses de la NACION, dentro o fuera de nuestro TERRITORIO. Así que hecha la aclaración, paso a referir lo del titulo. Este es una adaptación libre de un mensaje publicitario muy difundido en los medios y que trata de que los nombres no importan sino lo que significa... de allí que podemos decir: Convemar, TLC, Anillo Energético o Interoceánica,... no importan como se llamen... ¡Es Antipatria!... y no estoy exagerando.

Pero antes de ir al tema, precisemos contextos porque es evidente que las decisiones de gobierno no se toman por que se le ocurre al Presidente o a los Congresistas, influenciados o no por los inefables asesores vinculados a algún lobby abogadil-político, o porque –necesariamente- haya un negocio suculento, sino porque las decisiones de gobierno o políticas de estado, son necesarias para asegurar el contexto de la estrategia internacional de "apertura globalizante". En tal sentido, dentro de dicho contexto o "nuevo orden", para sus mentores y/o beneficiarios se convierte en una necesidad (Sí o Sí) de que, en las zonas más atractivas por sus recursos, se establezcan de manera "permanente" gobiernos nacionales dóciles y/o proclives a los fines de la estrategia de dominio económico-financiero mundial. De hecho, dicha necesidad lleva a prácticas amorales harto conocidas y nada "pacíficas", en particular sobre líderes políticos nacionalistas en ascenso o con influencia en la población, pasando por las movilizaciones callejeras para "recuperar la democracia" y/o desestabilizar gobiernos con aceptación popular pero "no dóciles", hasta llegar a la cirugía mayor: el golpe cívico-militar... Todo "justificado" en nombre de la democracia y la libertad, ya que el "mundo libre" está en peligro de caer en manos de la "barbarie"... de "hordas pobres e ignorantes"... ¡No faltaba más!.

Entonces veamos como nos hemos ido "insertando" en dicho contexto, y por que se están dando -en los últimos 12 años- decisiones de política "ineludibles" (Sí o Sí). Aplicadas con mano dura y/o con sutiles artimañas mediáticas, en la cual -de no mediar un proceso electoral próximo- los líderes políticos, denomínense "nuevos" o "tradicionales", mantendrían su "rentable" silencio o en el caso extremo, poniendo su "caudal político" a favor de tales decisiones de gobierno. En lo histórico-político, es preciso considerar que las decisiones en cuestión se insertan dentro las tendencias "modernas y aperturistas" de la tecno-burocracia pro FMI-Banco Mundial, las que se remontan al año 1975, cuando se da un giro brusco e irracional en las políticas de Estado, para someterse a consensos externos de naturaleza geopolítica ("guerra fría"), e integrarnos al bloque "democrático" conducido por EE.UU. Para ello, se dio inicio un acondicionamiento anti-nacionalista no sólo de la población civil, sino inclusive de las Fuerzas Armadas, que hizo posible que la defensa de los intereses nacionales pasaran a ser una suerte de "resistencia patriótica"... como lo es hoy en día.

A fines de los ’80 y comienzo de los ’90, con la desintegración de la Unión Soviética y el término de la "guerra fría", se inicia una caída de la demanda de armamentos en el ámbito de las grandes potencias, por lo que los complejos transnacionales de la industria bélica –con alta acumulación de capitales- empiezan a buscar nuevos negocios o repotenciar los establecidos (minerales, petróleo, gas, petro y gasquímica, biotecnología, medicamentos, etc.) para consolidar su poder político y financiero en el ámbito mundial, más allá de la geopolítica y por encima de los ESTADOS NACIONALES. Precisamente, dichas necesidades de acumulación y poder, así como su control de capitales, tecnología y su capacidad deliberante ante los organismos internacionales (ONU, Banco Mundial, FMI, OMC,...) hacen posible el diseño de una gran estrategia mundial, basados en el manejo de los mercados, particularmente de capitales, que pasa a denominarse "Globalización" y "Liberalización" a cuyo concurso acuden entusiastamente -con honrosas excepciones- las clases políticas nacionales.

Establecido el contexto de las decisiones políticas, y con un accionar del gobierno caracterizado por una voluntad autoritaria (Sí o Sí), condicionada a su vez por: (1) la falta de "tiempos" para actuar con las sutilezas "tradicionales" de las clases políticas usufructuarais del poder, aun cuando no sean gobierno; (2) la necesidad de "asegurar" los negocios que les permita una significativa fortuna para paliar la lejanía del poder; y (3) cumplir compromisos que les "garantizaron" llegar a ser gobierno, y cuya impaciencia de los operadores externos ante la eventualidad de que los procesos electorales en ciernes desplace a "gente de confianza" y sean reemplazados por gobiernos no tan "dóciles", les resulta algo inadmisible. De allí que a partir del escenario o escenarios sugeridos, las prisas no son "caprichos de púberes", sino la percepción de que "su" futuro –no del país- estaría en juego sin el apoyo de los "hacedores" de gobierno de turno, por lo que las posiciones soberanas y nacionalistas no significa para ellos sino un gran lastre. No otra cosa significa que, personas con evidente capacidad técnica e intelectual, remen a contracorriente de propuestas razonadas y razonables. Que antes que confrontar, exponiendo argumentos, opten por hacer declaraciones o suscribir pronunciamientos de apoyo al gobierno cuyo lema es: Sí o Sí.

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