TLC y compensaciones: como alimentar a pobres haciendo más pobres...
(NOTA.- El artículo, por su naturaleza es un poco extenso y no ligero. Si tiene interés, le agradecemos su lectura...).
Una interrogante poco o nada explicada, ha sido el porqué del TLC en términos de la economía como un todo. Es decir, no considerar el acuerdo como un trato específico de naturaleza comercial-aduanera, sino como una herramienta de política económica, tal como lo han hecho otros países que han negociado desde una perspectiva nacional y no de favorecer los deseos de grupos económicos que han visto en el TLC una oportunidad para importar barato y vender caro. Grupos con naturales espectativas del "buen" negocio y punto. Por ello, y no siendo el TLC la resultante de planes de desarrollo y de necesidades de implementar una estrategia -claramente explicada- de desarrollo económico a mediano y largo plazo, insistir en su ratificación deviene en un contrasentido. Un lamentable y peligroso contrasentido, que impedirá decisiones y acciones futuras de gobierno, que guarden coherencia y articulación entre todos los sectores de la economía, a fin de redistribuir recursos y resultados.
En tal sentido, para la mayoría de peruanos con un nivel básico de entendimiento, viene resultando poco explicable como un tema poco discutido y sumamente controversial, ha llegado a ser un "asunto de estado" (Sí o Sí). Sin embargo, ello tiene algunas explicaciones si lo apreciamos desde la perspectiva de grupos de poder, tecno-burócratas "liberalizantes" y medios de prensa (tv, radio, diarios) requeridos de mayores "beneficios". Explicaciones que se vinculan a la puesta en marcha de un sicosocial a gran escala, expresado en una campaña de 2 años -como mínimo- orientada a: (i) “crear” una opinión favorable a la suscripción de un acuerdo comercial con el mercado “más grande del mundo”; (ii) “debilitar” la resistencia de los gremios o sectores productivos –básicamente agropecuarios- para aceptar los perjuicios resultantes de la aplicación del denominado TLC; entre ellos, áreas sembradas, producción, empleo e ingresos; y (iii) “colocar” en la agenda parlamentaria la ratificación del acuerdo, como una decisión ineludible del actual y "confiable" Congreso, a vistas del próximo cambio de gobierno y de cuyos candidatos -Alan García y Ollanta Humala- no tienen la “seguridad” de que apoyen la ratificación. Así que ahora o nunca es la consigna. ¿Y el futuro del país?... Bueno, el que salga último que apague la luz.
Por otro lado, es evidente que para implementar dicho sicosocial masificado, aplicado en cada uno de los países vinculados al TLC, tales como: Perú, Ecuador y Colombia, no se ha escatimado ningún esfuerzo para “alinear” a los medios en dicho objetivo. Desde luego, después de una costosa y larga campaña que les ha significado a los propietarios de medios (radio, tv y diarios), y por lo general asociados a la “democrática y transparente” SIP, engrosar significativamente sus cuentas bancarias o en el “peor” de los casos, disminuir sus deudas con el Estado. Una campaña, puesta en primer plano para ir “relegando” astutamente el análisis y discusión de la real situación del país (pobreza y estancamiento), así como esconder ante la opinión pública a los responsables que se pretenden imprescindibles para “dirigir” nuestra economía...
Esta es, desde luego, una situación histórica que los gobiernos ocultan tras “exitosas” cifras macroeconómicas, y sobre todo el periodismo que, en lugar de exponerla con independencia, honestidad y transparencia, se allanan a los intereses de sus empleadores. Empleadores o dueños de empresas que, conociendo mucho sobre “rentabilidad” mediática, evitan adoptar o promover una posición crítica entre sus periodistas, en particular sobre la necesaria información y discusión de temas fundamentales para la correcta marcha del país, tales como: (i) empleo; en cantidad, calidad y estabilidad; (ii) ingreso; mejores y/o justas remuneraciones; (iii) consumo; diversificado y mejora de la calidad de vida; (iv) intereses; los más altos a nivel mundial y por lo tanto expoliativos; (v) tarifas; en particular de servicios, que devienen como las más altas del continente, a pesar de la creciente pérdida de empleo e ingresos en la población; y (vi) rol del Estado; promotor e impulsor de la demanda interna, como medio de “romper” el circulo de: menos demanda, menos precio, menos inflación, menos consumo, menos alimentación, menos salud, y... más pobreza e indigencia social de las mayorías (el 99.9% del país).
Bien, veamos entonces como juega el TLC en el contexto descrito, en particular el tema de las compensaciones. En primer lugar, y no primeramente como dice Antero, el tema de las compensaciones es un reconocimiento explícito de que el TLC genera perjuicios económicos -y sociales- en su aplicación. Esto es, que sectores productivos vinculados a la siembra de: maíz, arroz, azúcar, trigo y lácteos, principalmente, no podrán competir con las importaciones norteamericanas, debido a que su precio es subsidiado (el estado norteamericano asume gran parte del costo) y por lo tanto más barato y sin posibilidades de aplicar aranceles que regulen dicha distorsión (el subsidio) que contraviene cualquier principio de comercio internacional. Es decir; los librecambistas acudiendo al “repudiable” subsidio, para competir con países pobres. ¡No faltaba más!. En segundo lugar, el principio de las compensaciones es que: la distorsión creada por los norteamericanos al subsidiar su agricultura, debemos pagarlo nosotros, transfiriendo nuestros recursos fiscales hacia dicho fin. Usted dirá que es cosa de locos... Pues sí, lo es.
Una locura que no lo es tanto, por lo menos para sus irresponsables (¿?) promotores, entre ellos –cuando no- los inefables "hacedores de política" del MEF y COMEX. Personajes que se alucinan lo máximo en conocimiento y aplicación de políticas económicas. Grupos que en alianza con sectores del empresariado dedicados al “rápido” y rentable negocio de importar baratijas y bienes subsidiados, vienen liquidando lo que queda de la industria y agricultura nacional, bajo el argumento de que producimos muy caro y que la población debe tener bienes baratos. Por supuesto, no entienden que nuestros productos no son relativamente caros, sino que no hay capacidad adquisitiva (empleo+ingreso) con que pagarlos, por lo que al no haber demanda, los productos permanecen en los mercados sin venderse o deteriorándose (pérdidas), por lo cual su precios no pueden subir ni acercarse –siquiera- a sus costos reales, siendo los más perjudicados los agricultores (bienes perecibles y estacionales) y los industriales orientados al mercado interno que por la limitada producción-demanda, no pueden cubrir los costos ni tampoco innovar y mejorar calidad. Sectores que buscan sobrevivir y/o pasar a la informalidad.
No dudo estimado lector, que hasta aquí tengamos por comprendido el porqué de los bajos índices de inflación: NO HAY DEMANDA, o si se quiere no se incrementa. Luego, si no hay demanda por falta de capacidad adquisitiva de la población, es lógico que no suban los precios. En nuestro caso, que un equipo económico se precie de exitoso por mantener baja la inflación cuando no hay oportunidades de empleo e ingresos, es poco menos que insultante. Lo mejor sería que reconozcan que estamos ante una economía recesada, empobrecida y empobrecedora, en la cual un TLC orientado a importar barato para vender caro (arroz, azúcar, etc.) no es una solución. Y no es una solución, porque el problema no es que falte producción... sino que no hay con que comprar. Así de sencillo. Por ello es que los promotores de reformas estructurales, apertura de mercados, privatizaciones, etc, andan divagando y sin rumbo dado a que su “diagnóstico” del país, si es que realmente lo hacen, no está reflejando la realidad sino un escenario idealizado en donde ellos son los héroes o los buenos de la película. No hay duda que tienen la suerte de estar en el Perú, donde la paga por divagar... es excelente.
Además, es importante reconocer que, una problemática no se resuelve con buenos deseos, sino afrontando la realidad. Y una realidad es que el Estado, ante la situación de estancamiento y grandes beneficios para pocos sectores, debe asumir su rol rector de la economía y promover políticas para: (i) mejorar los ingresos de quienes ya trabajan; (ii) hacer del trabajo una actividad estable y con futuro; (iii) incentivar inversiones productivas -en la agricultura e industria- con alto ratio de empleo/ingresos; (iv) impulsar el desarrollo de infraestructura productiva –riego y vías- para optimizar el uso de recursos; y -entre otros-, (v) abandonar criterios –no principios- de presupuesto equilibrado e inflación cero. En éste punto, el “temido” Banco Mundial, considera razonable establecer un rango de inflación entre 8 y 12%, lo cual implica que los déficit fiscales puedan fluctuar para mantener dicho referente.
Ahora bien, si afrontamos con realismo y seriedad la problemática del país, una primera medida sería reforzar el agro y la industria para consumo interno. En tal eventualidad, que haríamos con el TLC en la medida que estamos obligados a comprarles a los EE.UU. y cumplir con cuotas establecidas. Es decir, cualquiera de las soluciones de política económica a futuro, tendrá como obstáculo precisamente lo “negociado” dentro del TLC. Y como para nosotros es un Acuerdo o Tratado Internacional, los Estados Unidos podrán demandarnos ante Tribunales Internacionales por el “incumplimiento” y hacernos pagar millonarias indemnizaciones (lucro cesante). En resumen, alegría del momento y pesares de toda la vida... Si señores, así se maneja nuestro país.
3 comentarios:
Algunos comentarios respecto de sus apreciaciones:
1) Todos señalan que se generarían perjuicios para algunos grupos tras la aplicación del TLC, por ello se debe compensar a quienes deban soportar dichos perjuicios.
2) Al igual que lo expuesto en (1) ni el más ferviente opositor al TLC puede señalar que su aplicación no traerá beneficios al país. Dichos beneficios se traducirían en: (i) mayor y mejor empleo (sobre todo en el sector exportador. En este sector, sobre todo el agro exportador); (ii) menores precios de los productos para nosotros los consumidores, lo cual sería resultado de la competencia; (iii) mayor acceso a medicamentos y más baratos (sólo el 0.1% de los medicamentos serían más caros, mientras que todo el resto resultarían más baratos. Nuevamente, ello debido a la competencia) – cualquier estudio serio afirma dicha conclusión; (iii) mayor recaudación en impuestos debido a la mayor actividad económica. Es mayor recaudación determinaría un estado con mayores recursos que podría utilizarlos para compensar a los más perjudicados.
3) Si se pone en una balanza los beneficios vs. los perjuicios, el saldo es netamente positivo para el país; por lo que un análisis costo-beneficio indica que el beneficio es mayor. Ergo, debe suscribirse el mismo (tratando de minimizarse los costos).
4) En EEUU hay subsidios a algunos productos. Ello es cierto, pero ese es el costo de tener actividad económica con ese país. Nuevamente, los beneficios son mayores a los costos, debido a la gran ganancia producto de la venta de nuestros productos a uno de los mercados más grandes y con mayor capacidad de consumo. Sería ilógico que, como Bolivia, suscribamos un acuerdo comercial con países con muy poca capacidad adquisitiva y que no demandan nuestros productos (p.e. Cuba).
5) Usted señala que no hay demanda. Ello es contradicho por cualquier estudio serio sobre la materia. El peruano ahora compra más que en el 2001.
6) Si las exportaciones nacionales se han duplicado, ello indica mayor ganancia para los exportadores por lo que todo ese sector tendría oferta y ha creado una demanda.
7) Usted señala que así se importe productos baratos no se tiene la capacidad adquisitiva para comprarlos. El tema es que como va a haber un alza en muchos sectores económico-productivos, ello significará una mayor necesidad de emplear gente y habrá más dinero con qué pagarles, ello generaría que estas personas puedan adquirir productos. Ése es sólo un argumento, recordemos que como se ha señalado antes, el peruano ahora tiene mayor capacidad adquisitiva que antes.
8) Si no se suscribe el TLC, allí si que entraríamos en una profunda crisis económica, puesto que no podríamos acceder a vender nuestros productos a uno de los mercados más grandes. Recordemos que el ATDPEA vence en diciembre de este año y con ello, toda la exportación que tenemos con ese país (que representa un porcentaje sumamente significativo y que se traduce en el empleo de mucha gente) se reduciría sumamente perjudicando a TODO el país.
9) La pregunta obvia es, si ellos subsidian y como usted dice, nosotros debemos pagar los platos rotos ¿Qué podemos hacer? ¿No negociamos con ellos y con eso creamos una gran crisis económica interna? ¿No sería mejor comerciar con ellos, crecer y luego nosotros ir generando mercados que nos permitan negociar otros acuerdos más ventajosos?
Espero pueda responderme,
Saludos,
Estimado Juan Manuel:
Es evidente que estás transitando la vía de los peruanos "desesperados". Y claro, nada mejor que asumir los argumentos bastante "difundidos" para justificar el TLC... a pesar lo incluido en el artículo y a la nota introductoria ("... es extenso y no ligero...").
Pero, no quiero ser "minucioso" en este comentario, sino retomar el punto más explicativo de tu preocupación, y que estaría contrariado por lo que he escrito y que ha motivado tu "conclusión":" 9) La pregunta obvia es, si ellos subsidian y como usted dice, nosotros debemos pagar los platos rotos ¿Qué podemos hacer? ¿No negociamos con ellos y con eso creamos una gran crisis económica interna? ¿No sería mejor comerciar con ellos, crecer y luego nosotros ir generando mercados que nos permitan negociar otros acuerdos más ventajosos?
Sobre el particular, permítame referirle lo siguiente: usted está razonando a la inversa, no es primero el mercado externo y luego el mercado interno. Le explico, solo un país con una economía dinámica y demandante (capacidad adquisitiva), puede sostener una estructura productiva calificada para exportar más y a mejores precios.
Un ejemplo, un producto (espárrago)que se cultiva y "sólo" se exporta hace 30 años y cuyos precios internacionales relativos, son muy inferiores a los actuales, no significa un "avance" exportador; aún más, si los cultivadores (no las empresas acopiadoras-exportadoras)están a punto de perder sus tierras por las deudas y bajo precio (en chacra) que se les paga...
Precisamente, cultivo por cultivo, subyace una problemática productiva-exportadora, que no se reduce a "entrar" al mercado más grande del mundo... sino que hay que saber para qué y conqué se entra... Una problemática que tiene implicancias en la vida de los peruanos y sobre todo de los agricultores y sus familias... SOBRE ESO DEBEMOS HABLAR... El resto, se dá por añadidura...
Saludos.
L. León
Estimado L. León:
Varios comentarios:
1) Al parecer su capacidad de análisis psicológico ha de ser muy buena para poder concluir que una persona es un "peruano desesperado", luego de leer un breve comentario criticándolo. Sobre todo, porque para su análisis ello resulta "evidente".
Quisiera pensar que fue un arrebato al escribir y no que en realidad piensa así, puesto que ello sería sumamente cuestionable a nivel intelectual.
2) Respecto de que haya asumido los argumentos "bastante difundidos" de los que defienden el TLC, usted está asumiendo que los he tomado y calcado. Una presunción, cuando menos, aventurada. Sin embargo, (lamento contrariar su capacidad para tomar conclusiones tan contundentes y sin medio probatorio alguno) ello no resulta cierto. He realizado un estudio al respecto y he formado parte de un equipo de analistas en este sentido.
3)Su opinión acerca de la economía (que tan amablemente me ha explicado), es bastante debatible (por decirlo de alguna manera). Como sabemos todos los que hemos estudiado un poco de economía, esa teoría (la expuesta por usted) ha sido debatida extensa y profundamente. Existen muchas teorías económicas que demuestran lo contrario y con ejemplos claros y exitosos (caso Chile y Taiwan por ejemplo).
4) Una adecuada política legislativa (algo sobre lo cual estoy muy interesado debido a mi condición de abogado-economista), debe tomar en cuenta el efecto del comportamiento del mercado externo en el mercado interno. Si no se celebra el TLC, ese mercado externo cerrado va a tener repercusiones en el mercado interno. A mi juicio esas repercusiones son extremadamente negativas (algo sobre lo cual tenemos opiniones encontradas con ud. quien, al parecer - puedo equivocarme, considera que la balanza del costo vs. beneficio de la ratificación del TLC arroja más perdidas que beneficios).
5) Mi opinión se sustenta en el hecho que los exportadores que entren a ese mercado, generan más empleo (formal y adecuado) así como más riqueza, lo cual se traslada a otros sectores en la economía y finalmente tiene un resultado en la economía nacional.
6) El problema de los cultivadores que ud menciona es un problema que se encuentra presente con o sin TLC (actualmente está presente), por lo que ello tendría que ser materia de una medida al margen de la ratificación del TLC.
Saludos,
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