sábado, diciembre 06, 2008

Chile y la furia de los segundones

He tratado en lo posible de evitar una historia militar sacada de contexto por los amantes de la “buena vecindad”. En particular, de peruanos que han llegado al extremo de auparse a la grita chilena de que lo expresado por el general Donayre es una gran y grave afrenta al pueblo chileno, y los más “sensatos” que ese tipo de expresiones contraría las buenas relaciones bilaterales… y desde luego, los negocios.

Sobre el tema, estoy convencido de que el episodio mediatizado a gran intensidad, no pasa de ser expresiones coloquiales como la de cualquier militar chileno, incluido su comandante general. Lo cierto es que, a un chileno que hubiere filmado tal evento con declaraciones de sus jefes militares, y enfrentado a la eventual posibilidad de divulgarla o difundirla, hubiere optado por la discreción absoluta.

Lo referido, no es sino un reconocimiento de valores nacionalistas que le es propio a todo militar, así como a muchos civiles involucrados en sus intereses como nación. Este tema, viene siendo una constante en mis artículos, donde deploro con espíritu patrio, la actitud y conducta, no solo de nuestros militares, sino de nuestros hacedores de política quienes imbuidos de paradigmas “globalizantes”, hacen del Estado-Nación, una suerte de anacronismo y necesariamente prescindible.

Sin embargo, el asunto que motiva “agregarme” -muy a mi pesar- a todo este culebrón de dimes y diretes, es el nivel que la diplomacia chilena ha escogido para sentirse “superiores” en el manejo de un asunto que no es ni remotamente tan grave como el de la venta de pertrechos militares a Ecuador, justamente en medio de un conflicto bélico, y donde Chile era un país garante. Episodio sumamente vergonzoso, sobre el cual nunca recibimos las satisfacciones debidas y obligadas de un gobierno que se precia de honrar sus acuerdos, por lo menos.

De allí que, la gota que viene rebalsando el vaso, es “delegar” al señor Foxley y otros segundones, entre ellos el secretario de la casa de Gobierno, a replicar “oficialmente” con rapidez y con evidente desdén, las declaraciones conciliadoras del presidente Alan García, así como las excusas de éste, pertinentes o no, a la señora Bachelet. Este hecho, más allá de rasgaduras de vestiduras, en particular, cuando se está en falta con nuestro país, es un precedente que muchos peruanos no aceptamos. ¡Nosotros, no hemos ninguneado a su Presidenta!. ¡Sean prudentes!. No siempre tendremos al señor Otero de embajador, ni al señor García de Presidente.

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